BALANCEO EN LA CARRETERA
íbamos camino a casa cuando nos paramos a comprar lago en la farmacia. Mi mamá nos esperaba en el carro mientras Os y yo íbamos a comprar, no hace falta decir: nos tardamos un montón. Es que no se que tienen las farmacias grandes que me atraen, puede ser la extensa variedad de artículos que probablemente nunca necesite, ó el hecho de todos los colores, no se, pero me llaman.
Cuando volvimos y nos montamos en el carro si noté un balanceo medio extraño, pues resulta que espichamos un caucho, mi mamá ni idea y cuando le dije medio entró en pánico. Ella es una mujer que puede hacer casi de todo, pero usualmente si alguien la ayuda es mucho mejor. Yo, como siempre, tranquila en el exterior y corriendo frenéticamente en mi cabeza, claro, es que alguien tiene que mantener la calma en situaciones así. Os diciéndole a mi mama que bajara la velocidad porque sino nos quedábamos sin caucho y ella que nada que escuchaba. mirándolo desde una perspectiva que no era la nuestra en esos momentos era hasta graciosa la situación. Claro, mi mama diría que nunca fue graciosa.
Total que paramos en la segunda bomba, ya que la primera mi mama se la saltó -aún tengo la duda del porque- y ahora el trabajo era cambiar el caucho, que cuando nos bajamos nos dimos cuenta de que no estaba mal, estaba malísimo, rajado y demás. Por una parte teníamos a Os como fuerza bruta y a mi mama como la parte intelectual porque Os en su vida había cambiado un caucho, claro, estaba yo también, que era la parte Bulto, es decir, la que no hacia más que mirar y sostener las llaves.
SITUACIÓN CRITICA
-¡Ay!- Fue la exclamación de mi mamá cuando el gato peló lo que sea que sostenía debajo del carro y el carro se bajó. Se armó la san quintina me dije yo mientras veía a esos dos intentando volver a poner el gato donde iba.
Os sacando las tuercas para aflojar el caucho.
Cuando terminaron no había pasado ni media hora, nos felicitamos mutuamente por tan buen trabajo de cada uno, y nos fuimos a casa.