Son las mañanas…

Kelly Vivanco

Kelly Vivanco

Son sonetos, es amor en una canción,

es tu voz, mi dirección, sin rumbo fijo ni dirección,

son tus gestos, es el dulzor, de tus labios menta, color marrón,

es la intuición, son mis sentidos en descontrol,

es mi alegría, el verte hoy, sin ningún plan ni ocupación,

son las mañanas, es el sol, quien alumbra, cada rincón,

son las miradas, en mi dirección, las cuales me hacen explotar de rubor,

son las pisadas, de mi tacón, resonando en la acera de este aventón,

es el esfuerzo, son los motivos, con que me levanto, cada mañana contigo,

son las lagrimas, es la emoción, que tengo cuando te pones chillón,

es el fin, es el comienzo, cada cual, vaya a su encuentro.

Victoria Gabmor.

Día lluvioso

lluviasY me paré de la silla, con el hambre que tenia que hasta un gordito ácido me podría comer, tomé el monedero y me enrrumbe al puestico de dulces más cercano, ya imaginaba que se movía un ambiente un tanto lúgubre por el clima que hacia, pero cuando salí, imagina mi sorpresa al ver la lluvia caer a montones, rápida y acelerada, salpicando a todo quien se le atraviese, rompiéndose en mil pedazos. Pensé que eramos como la lluvia, cayendo y cayendo hasta que el suelo se topaba con nosotros, y aun así, seguir fluyendo, seguir llegando hacia algún lado. Tan tercos y persistentes como cualquier espermatozoide que alguna vez lo fue y hoy en día en un adulto medio formado con todas las de perder pero que sigue luchando. Nunca llegué al puestico ni me comí el dulcito de media tarde pero como me empape de nostalgia. La lluvia me traía recuerdos lejanos, nostalgias pasadas y sentimientos que hace tiempo caducaron, sensaciones ausentes y viajeros que hicieron honor a su nombre. Que fácil es arrastrarse a lo olvidado. Ya. La lluvia produce una calidez fría, del tipo en que piensas que no estas solo y que por allá habrá algún extraterrestre igualito a ti. También del tipo de hacerse arrumacos hasta con el perro, es que es inevitable sentirse un poco melancólicos en pleno invierno y la lluvia cayendo sobre nosotros, y, si existe el caso donde no te sientes así, estoy segura que ver unas buenas películas te dará esa sensación de encogimiento sensorial.

De resto, te digo, que me encanta la lluvia y todo lo que viene con ella.

Respirando natural

Y desde la altura podía observar todo, hasta la inimaginable. Sentada en un camino de cemento implementado por una mente audaz para las lluvias. A los lados pequeñas porciones de verde formaban un hermoso contraste con la tierra húmeda, más adelante un lago, que no era lo suficientemente grande para no ver su final. En lo más cercano, agua teñida de un verde musgo, podría pasar por tempera, lleno de plantas y vegetación marina, pero allá, casi al final, un tono azul que te hace pensar en lo profundo de tu propia vida. El lago esta oculto por arboles, que no tendrán cien años, pero si tienen una historia que contar, con ramas que caen flojas y hojas que bien no todas son iguales pero se parecen, y allí, sumamente escondida, esta una pequeña casita que no llega a cabaña, casi consumida por la flora del lugar, ella, respirando tranquilamente, saboreando cada gota de frescura de aire que el entorno podía ofrecer, sintiendo la belleza de lo natural y experimentando las sensaciones de comunión con la naturaleza, se sintió plena.

Turururu

De los @Neopublicistas

De los @Neopublicistas

 

Rodando voy, rodando voy, con la mochila al hombro, soñando despierta mientras que la luz ciega mis ojos, los lentes no surten efecto -¡Ja!- pienso con ironía, ni que fueran una pastilla Ojala… Mientras danzo en la noche estrellada, noches desconocidas con extraños amigos. Queremos cambiar el mundo pero no movemos un dedo por ello, yo diría… Baila.

Baila con la música del trabajo duro,

Baila con el amanecer,

Baila con el esfuerzo,

Baila con las ganas de dormir un poco más,

Baila con la vida bailarín, que para eso estas. Para disfrutar del camino y en ello gozarnos.

 

Relatos del día: Cauchos espichados entre páginas invernales parte II

BALANCEO EN LA CARRETERA

íbamos camino a casa cuando nos paramos a comprar lago en la farmacia. Mi mamá nos esperaba en el carro mientras Os y yo íbamos a comprar, no hace falta decir: nos tardamos un montón. Es que no se que tienen las farmacias grandes que me atraen, puede ser la extensa variedad de artículos que probablemente nunca necesite, ó el hecho de todos los colores, no se, pero me llaman.

Cuando volvimos y nos montamos en el carro si noté un balanceo medio extraño, pues resulta que espichamos un caucho, mi mamá ni idea y cuando le dije medio entró en pánico. Ella es una mujer que puede hacer casi de todo, pero usualmente si alguien la ayuda es mucho mejor. Yo, como siempre, tranquila en el exterior y corriendo frenéticamente en mi cabeza, claro, es que alguien tiene que mantener la calma en situaciones así. Os diciéndole a mi mama que bajara la velocidad porque sino nos quedábamos sin caucho y ella que nada que escuchaba. mirándolo desde una perspectiva que no era la nuestra en esos momentos era hasta graciosa la situación. Claro, mi mama diría que nunca fue graciosa.

Total que paramos en la segunda bomba, ya que la primera mi mama se la saltó -aún tengo la duda del porque- y ahora el trabajo era cambiar el caucho, que cuando nos bajamos nos dimos cuenta de que no estaba mal, estaba malísimo, rajado y demás. Por una parte teníamos a Os como fuerza bruta y a mi mama como la parte intelectual porque Os en su vida había cambiado un caucho, claro, estaba yo también, que era la parte Bulto, es decir, la que no hacia más que mirar y sostener las llaves.

SITUACIÓN CRITICA

-¡Ay!- Fue la exclamación de mi mamá cuando el gato peló lo que sea que sostenía debajo del carro y el carro se bajó. Se armó la san quintina me dije yo mientras veía a esos dos intentando volver a poner el gato donde iba.

Os sacando las tuercas para aflojar el caucho.

Os sacando las tuercas para aflojar el caucho.

Cuando terminaron no había pasado ni media hora, nos felicitamos mutuamente por tan buen trabajo de cada uno, y nos fuimos a casa.

Divagando

Algún mar.

Algún mar.

Inspiración que llegas y te vas, me dejas pegada y luego no más. Juegas, juegas y no sabes ya que hacer conmigo. Me encanta que me elijas como compañera de juegos. Nos peleamos y nos arañamos, nos reímos y extrañamos. A veces te levantas temprano arrastrándome a horas irremediables.

Me convierto en una inexorable habitante de la computadora, mi país se llama el nombre del recuerdo del día, el momento culminante de la semana. Me zas encanta, me encanta que me muerdas con esos colmillos
tuyos! Oh, mi dulce dama! Si fueras caballero te cortejaria! Como eres mujer te tengo como amiga, tu que vienes y vas, nunca dejes de regresar.